jueves, 31 de mayo de 2012

Consecuencias del Maltrato Infantil (Save To Children)




Consecuencias Físicas


Las consecuencias del castigo físico pueden abarcar desde el dolor físico, cortes menores y moretones, hasta lesiones serias que resulten en una discapacidad física crónica. Las investigaciones realizadas apoyan la teoría de que el Castigo Físico y Humillante es una estrategia de disciplina poco efectiva en niños de todas las edades y que además resulta peligrosa con frecuencia. Una de las preocupaciones es que la efectividad del castigo decaiga con el uso constante y así su severidad deba incrementarse sistemáticamente.

Al desensibilizarse ante los golpes y frustrados por la disminución de los resultados, padres, maestros y otros tutores pueden pasar de las palmadas a los golpes fuertes. Como resultado, los niños pueden sufrir lesiones que necesiten atención médica, que puedan dejar daños permanentes y hasta causarles la muerte.

Consecuencias psicosociales


Aunque las consecuencias físicas son más inmediatas y más obvias, son los aspectos psicosociales los que causan mayor preocupación. No importa cuál sea su edad, las mentes en desarrollo de los niños son dañadas por el trato violento.

Existe una relación entre el Castigo Físico y Humillante y la depresión, la baja autoestima, una adaptación psicológica negativa y una mala relación con los padres. La siguiente lista muestra algunos de los efectos psicosociales del Castigo Físico y Humillante de niños.
  1. Baja la autoestima de los niños, enseñándoles a tener poco control de sí mismos y promoviendo expectativas negativas de su propia persona. 
  2. Interfiere con el proceso de aprendizaje y con su desarrollo cognitivo, sensorial y emocional. Las investigaciones indican que los niños que son humillados y castigados físicamente tienen un bajo desempeño en tareas escolares comparados con otros niños (Straus, 1999). Con frecuencia, los niños citan el Castigo Físico y Humillante como razón para abandonar la escuela, así como la pobreza y la discriminación de género. 
  3. Atenta contra el uso de la razón. Al descartar el diálogo y la reflexión, merma la capacidad para comprender la relación entre el comportamiento y sus consecuencias.
  4. Hace que los niños se sientan solos, tristes y abandonados, disminuyendo su confianza en la sociedad como un ambiente que los protege. Fomenta una visión negativa de los demás y de la sociedad como un espacio amenazador. 
  5. Crea barreras que impiden la comunicación entre padres e hijos y daña los lazos emocionales establecidos entre ellos. El Castigo Físico y Humillante corroe la confianza entre padres e hijos, e incrementa el riesgo de abuso infantil. 
  6. Enseña a que los niños relacionen el amor con la violencia. Las mismas personas que deben amarlos también les causan daño y esto puede generar que los niños asuman que la violencia es posible y  hasta normal en una relación de amor. 
  7. Puede estimular rabia y, en algunos, el deseo de huir de casa.
  8. El mensaje más fuerte, normalmente involuntario, que transmite el Castigo Físico y Humillante a la mente del niño es que la violencia es un comportamiento aceptable y que está bien que una persona más fuerte use la fuerza para coaccionar a otra más débil.
  9. La violencia causa más violencia. Enseña que la violencia y la venganza son soluciones a los problemas y se perpetúa a sí misma, pues los niños imitan lo que ven hacer a los adultos. La victimización de niños y niñas antecede a un desorden antisocial de personalidad, a la criminalidad y la violencia.
  10. Los niños expuestos a altos niveles de violencia, al crecer, son más propensos a usar la violencia para solucionar problemas cuando son mayores. El Castigo Físico y Humillante, más que todo, produce rabia, resentimiento y baja autoestima en sus víctimas. 
  11. Los niños sometidos al castigo pueden manifestar dificultades de integración social.
  12. No enseña a los niños a cooperar con la autoridad; les enseña que las reglas o se cumplen o se violan.
Save the Children consultó a algunos niños en Escocia sobre el castigo físico y registró más de 40 adjetivos para describir cómo se siente un niño al ser castigado. Esta lista resalta la ineficacia del Castigo Físico y Humillante. Ninguno de estos niños escoceses utilizó adjetivos como “más sabios”, ni siquiera “arrepentidos”, para describir como se sentían luego de ser golpeados.

Los niños dijeron sentirse “dolidos, adoloridos, con miedo, apenados, no amados, aterrorizados, preocupados, solitarios, tristes, molestos, solos, abandonados, atemorizados, malhumorados, asustados, enfermos, aturdidos, amenazados, enfadados, mal, físicamente abusados, llenos de odio, dañados emocionalmente, infelices, terribles, avergonzados, no queridos, confundidos, resentidos, olvidados, abrumados, humillados, gruñones, desilusionados, miserables, intimidados, descuidados, excluidos, descorazonados, extorsionados, deprimidos, preocupados, paralizados”.

It Doesn’t Sort Anything!
Save the Children Reino Unido 2001




martes, 29 de mayo de 2012

LA DIFERENCIA ENTRE EL CASTIGO Y LA DISCIPLINA POSITIVA




Tomado de Save To Children

El castigo es un proceso que se enfoca en los errores del niño. Se basa en que uno debe hacer sufrir al niño para ayudarlo a entender lo que ha hecho mal e impedir que lo vuelva a hacer.

Ya que el castigo físico es usado muchas veces por gente a quienes los niños aman y quienes tienen responsabilidades hacia ellos, se establece un lazo entre el amor y la violencia. Cuando alguien nos ama o somos más fuertes que ellos o tenemos autoridad sobre ellos, poseemos un poder del cual podemos abusar.

El Castigo Físico y Humillante es un abuso de poder. Es importante que los padres entiendan la diferencia entre ejercer autoridad con sus hijos, usando técnicas positivas de disciplina, y abusar del poder que tienen sobre sus hijos al utilizar el Castigo Físico y Humillante.

El Castigo Físico y Humillante a veces asegura la obediencia de los niños, pero esta fácil solución tanto de los padres como de los maestros no los beneficia a largo plazo. Puede ser más fácil y rápido que los métodos positivos de disciplina, pero también puede dañar el desarrollo del niño y la relación entre padre e hijo. Los niños pueden acatar los deseos de los adultos inmediatamente después de ser golpeados, pero los niños pequeños frecuentemente no recuerdan por qué les han pegado y estos solo se abstendrán del comportamiento indebido cuando sientan la amenaza inminente de ser golpeados.

Este tipo de castigo asusta a los niños para que se comporten de cierta manera: no los incentiva a querer portarse bien, no les enseña autodisciplina ni promueve comportamientos alternativos. Es más, muchos teóricos del comportamiento cuestionan la validez del castigo como un instrumento para el aprendizaje, recomendando en su lugar sistemas para premiar el comportamiento positivo.

La disciplina positiva asume que los niños quieren portarse bien, pero necesitan ayuda para comprender cómo hacerlo. Se basa en que los niños aprenden más a través de la cooperación y de la recompensa que a través del conflicto y del castigo. También trabaja con la idea de que cuando los niños se sienten bien tienden a portarse bien, y que cuando se sienten mal son más propensos a portarse mal.

Este enfoque da a entender que:
  1. El comportamiento aceptable será modelado a partir de los padres y cuando los niños se porten bien, serán premiados con atención y elogios.
  2. Siempre es el comportamiento y no el niño el que es calificado como equivocado.
  3. Al mal comportamiento se le da la menor atención posible y no es premiado.
  4. Los padres tendrán expectativas reales de lo que sus hijos son capaces de hacer a diferentes edades y no pedirán más de lo que sus hijos pueden lograr.
  5. Todo límite o regla será claramente expuesta e impuesta sin violencia para que el niño o la niña entiendan lo que se espera de él o de ella. Una petición se hará positivamente; es decir, se propondrán más acciones que prohibiciones. 
  6. Se definen límites claros en cosas importantes, pero también habrá una preparación para negociar temas de menor importancia. 
  7. Los padres llegarán a conocer sus propios puntos críticos y desarrollarán estrategias para lidiar con ellos y evitar golpear a los niños.
  8. Se escucha a los niños, sus puntos de vista reciben consideración apropiada y ellos son tratados justa y respetuosamente.
  9. La disciplina tendrá una relación clara y proporcionada con el comportamiento que debe cambiarse.
  10. Puede utilizarse sanciones que no sean físicas ni humillantes.



jueves, 24 de mayo de 2012

RENDIMIENTO ACADÉMICO

Por: Víctor Dávila Felices

Hablar de rendimiento académico es hablar de uno de los aspectos centrales de  la moderna educación. Este constructo es la meta adonde quiere llegar  la didáctica, y es uno de los temas de estudio de la pedagogía porque, a contrario de lo que la mayoría cree que es un mero resultado de la educación formal, en realidad es un producto enteramente  social.

Algunas definiciones sobre el rendimiento académico son las siguientes:

·    La efectividad escolar en el logro de los objetivos establecidos en los programas oficiales de estudio.
·     Es una relación entre lo obtenido y el esfuerzo educativo empleado para obtenerlo.
·        Es un nivel de éxito en la escuela, en los institutos, en la universidad.
·        El valor de la escuela y del maestro se juzga por el rendimiento académico de sus alumnos.
·   ES la capacidad del alumno frente a estímulos educativos, la cual es susceptible de ser interpretada según objetivos o propósitos educativos ya establecidos.
·    Es la expresión de capacidades y de características psicológicas de los estudiantes desarrollados y actualizados a través del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Podríamos definir al rendimiento académico como la medida de los conocimientos, las capacidades, las habilidades y las competencias que una persona ha internalizado como consecuencia de un proceso de instrucción o formación.

En el extranjero y en nuestro país, se han logrado grandes investigaciones sobre el rendimiento académico.  Estos estudios confirman que existe relación directa entre el rendimiento académico con las capacidades, aptitudes y actitudes del alumno, con el apoyo familiar, con los métodos de estudio, con los métodos de enseñanza, con cada uno de los distintos aspectos que conforman la realidad social, económica y cultural de cada persona, de  cada institución educativa y de cada sociedad. El rendimiento académico es el fin de todos los esfuerzos y todas las iniciativas escolares de los mismos alumnos, de las familias, de los maestros, de las instituciones educativas y del país.

En el sistema educativo peruano, la calificación académica y escolar en general es vigesimal, de 0 20, por lo que hay categorías y nivelas de aprendizaje. En el siguiente cuadro, se establece la siguiente tabla:

·           Aprendizaje bien logrado               :   15 a 20.
·           Aprendizaje regularmente logrado   :   10 a 14.
·           Aprendizaje deficiente                   :   0  a 10.[1]


Edith Reyes Murillo, elaboró la tabla siguiente:
·           Alto           : 15 a 20.
·           Medio        : 13 a 14.99
·           Bajo          :  11 a 12.99
·           Deficiente:  0 a 10.99[2]

Otros autores sostienen que el rendimiento académico puede estar expresado en índices, tales como:

·      Índice académico Alto: Cuando el promedio obtenido por la muestra es 15 o más.
·       Índice Académico Bajo: Cuando el promedio de la muestra es de 11 a 14.
·      Índice Académico deficiente: Cuando el promedio de la muestra es de 0 a 10.

Como podemos observar, las propuestas de calificación  no difieren en mucho y todas ellas nos remiten a lo se denomina “aprovechamiento”, es decir, principalmente al aspecto intelectual, lo cual reduce el concepto de rendimiento académico, que también abarca las capacidades, las habilidades, las competencias y sobre todo los valores y las actitudes.

Es bien sabido que en las escuelas, en los institutos y en las universidades, no se puede evaluar bien las habilidades y menos las competencias, porque en ellas no se pone a prueba de una manera estrictamente vivencial estas adquisiciones. Esta puesta a prueba se da en la vida, cuando se ha egresado de ellas. Podríamos definirla como rendimiento académico integral o social. En el caso del Perú, el rendimiento académico integral o social, es un tema muy poco estudiado.
Por ello, debemos también reflexionar sobre este tipo de rendimiento académico, porque rebasa lo estrictamente educativo y representa un producto social.




[1] Ministerio de Educación. Dirección General de Educación Básica y Regular (DIGEBARE): Guía de Evaluación del Educando.  Lima, 1980.
[2] Reyes Murillo, Edith T. “Influencia del programa curricular y del trabajo docente en el aprovechamiento escolar en Historia del Perú de alumnos de tercer grado de Educación Secundaria”, Lima, 1988,

miércoles, 23 de mayo de 2012

TRADICIONES PERUANAS Ricardo Palma



¡ARRE, BORRICO! QUIEN NACIÓ PARA POBRE NO HA DE SER RICO 

Unos dicen que fue en Potosí y otros en Lima donde tuvo origen este popular refrán. Sea de ello lo que fuere, ahí va tal como me lo contaron.

Por los años de 1630 había en la provincia de Huarochirí (voz que significa calzones para el frío, pues el Inca que conquistó esos pueblos pidió semejante abrigo) un indio poseedor de una recua de burros con los que hacía frecuentes viajes a Lima, trayendo papas y quesos para vender en el mercado.

En uno de sus viajes encontróse una piedra que era rosicler o plata maciza. Trájola a Lima, enseñóla a varios españoles, y estos, maravillados de la riqueza de la piedra, hicieron mil agasajos y propuestas al indio para que les revelase su secreto. Este se puso retrechero y se obstinó en no decir dónde se encontraba la mina de que el azar lo había hecho descubridor.

Vuelto a su pueblo, el gobernador, que era un mestizo muy ladino y compadre del indio, le armó la zancadilla.

–Mira, compadre –le dijo–, tú no puedes trabajar la mina sin que los viracochas te maten para quitártela. Denunciémosla entre los dos, que conmigo vas seguro, pues soy autoridad y amigos tengo en palacio.

Tanta era la confi anza del indio en la lealtad del compadre, que aceptó el partido; pero como el infeliz no sabía leer ni escribir, encargóse el mestizo de organizar el expediente, haciéndole creer como artículo de fe que en los decretos de amparo y posesión figuraba el nombre de ambos socios. Así las cosas, amaneció un día el gobernador con gana de adueñarse del tesoro, y le dio un puntapié al indio.

Este llevó su queja por todas partes sin encontrar valedores, porque el mestizo se defendía exhibiendo títulos en los que, según hemos dicho, solo él resultaba propietario. El pastel había sido bien amasado, que el gobernador era uno de aquellos pícaros que no dejan resquicio ni callejuela por donde ser atrapados. Era uno de los que bailan un trompo en la uña y luego dicen que es bromo y no pajita.

Como único recurso aconsejaron almas piadosas al tan traidoramente despojado que se apersonase con su querella ante el virrey del Perú, que lo era entonces el señor conde de Chinchón, y una mañana, apeándose del burro, que dejó en la puerta de palacio, colóse nuestro indio por los corredores de la casa de gobierno, y como quien boca tiene a Roma llega, encamináronlo hasta avistarse con su excelencia, que a la sazón se encontraba en el jardinillo acompañado de su esposa.

Expuso ante él su queja, y el virrey lo oyó media hora sin interrumpirlo, silencio que el indio creía de buen agüero. Al fi n el conde le dio la estocada de muerte, diciéndole que, aunque en la conciencia pública estaba que el mestizo lo había burlado, no había forma legal para despojar a este, que comprobaba su derecho con documento en regla. Y terminó el virrey despidiéndole cariñosamente con estas palabras:

–Resígnate, hijo, y vete con la música a otra parte.

Apurado este desengaño, retiróse mohíno el querellante, montó en su asno y, espoleándolo con los talones, exclamó:

–iArre, borrico! Quien nació para pobre no ha de ser rico.

PUBER O ADOLESCENTE?


Por Pedro Barreda

Pubertad y adolescencia son dos términos que a veces se confunden. Esta confusión es absolutamente normal, pues ambos conceptos están estrechamente unidos. Definimos la pubertad como una etapa en la que los órganos sexuales primarios inician su madurez y empiezan a aparecer los secundarios. Debemos añadir que, con ella, comienza esa fase más amplia llamada adolescencia.

A la pubertad la podemos considerar un fenómeno biológico por el cual el cuerpo experimenta una serie de transformaciones sexuales que permiten la procreación. La adolescencia se deriva de la pubertad, ya que es la respuesta psíquica y social originada por los cambios corporales. Pero la gran diferencia entre una y otra etapa es que en la pubertad se descubre el sexo y durante la adolescencia se da un paso más allá, es decir, se ponen en práctica los descubrimientos anteriores, aparecen las fantasías sexuales, los genitales se definen...

Algunos jóvenes tienen ya sus primeras relaciones sexuales completas, marcando un límite muy difuso entre su comportamiento y el de los adultos. Si la pubertad se convierte en algo similar a un juego exploratorio en el que prima el instinto, en la adolescencia ese juego va volviéndose poco a poco más consciente. Sobre la adolescencia se ha escrito mucho y las definiciones han cambiado a lo largo del tiempo. Antiguamente, se la asociaba a una etapa de transición desde la irresponsabilidad hasta la responsabilidad. Hoy en día estamos más cerca de creer que se trata de una época de tránsito desde la infancia hasta la edad adulta, en la que los jóvenes, además de consolidar las transformaciones físicas iniciadas en la pubertad, construyen su propia personalidad. Es pues, un tiempo de cambio, de descubrimientos, en el que el pensamiento, las emociones o los sentimientos están a flor de piel.

La adolescencia tiene su punto de partida con la pubertad. Lo que no está tan claro es cuándo acaba la etapa adolescente.

Tanto la pubertad como la adolescencia coinciden en la fecha de inicio, fácilmente identificable, ya que los cambios corporales son visibles. Lo que no está tan claro es cuándo acaba la etapa adolescente. Algunos especialistas fijan la edad final del adolescente alrededor de los diecinueve años, pero esta cifra puede cambiar en función de diversas variables, como son la educación, la autonomía económica, etc. Parece evidente que, en nuestra sociedad, la adolescencia se ha alargado en los últimos años, debido a que los jóvenes dedican más tiempo a los estudios y se independizan a una edad más tardía. Hay que recordar que la adolescencia, tan familiar entre nosotros, no es un concepto universal, puesto que en algunas sociedades primitivas los niños se trasforman en adultos de la noche a la mañana, por medio de ritos.

Durante la adolescencia se da un paso más allá, es decir, se ponen en práctica los descubrimientos anteriores, aparecen las fantasías sexuales, los genitales se definen...
EL DIALOGO MAS DIFÍCIL

De nada sirven las recriminaciones que se hacen a una chica porque su manera de vestir o de maquillarse parece demasiado provocativa.

Del mismo modo que el púber se siente extraño consigo mismo a causa de los cambios físicos que experimenta, algo parecido le ocurre con su entorno familiar, que le exige ahora otras normas y otras pautas de conducta. Es habitual, pues, que trate de rebelarse contra las imposiciones de los padres ya sea con sus salidas nocturnas, desafíos al frío, conductas temerarias y disfunciones fisiológicas (inapetencia, obesidad, fatiga.) Ante estas conductas lo más recomendable es que los padres recurran al diálogo con su hijo, que le den razones y explicaciones sobre la conveniencia de seguir las normas que se le imponen. Sin embargo, hay que evitar ser severos y vengativos, y es igualmente importante no guardar resentimientos inútiles, ya que estos comportamientos solamente conseguirán complicar la relación, y no siempre será fácil ponerles remedio.

Aunque a veces parezca lo contrario, no es cierto que los chicos ignoren los consejos que se les dan.

EN BUSCA DE PRIVACIDAD

La imaginación creativa es el principal recurso que tienen los púberes para crearse una realidad autónoma y diferente de la de su niñez y de la que le ofrecen los padres. Por ello, construyen su propia realidad imaginaria a través de diversas actividades, como, por ejemplo, el diario íntimo, el rincón personal, las nuevas aficiones, o la pasión por la ficción o por la poesía Todos estos intereses requieren soledad o compañías escogidas Precisamente, el culto a la amistad es típico de esta edad. Los amigos se extrañan, se disculpan, se sinceran A esta edad, los chicos prefieren, por supuesto, el control de los amigos que el que ejercen los padres, a los que sienten como si les estuvieran sometiendo a una verdadera persecución Por ello, no es bueno que los padres invadan la habitación del chico sin su permiso, ni que entren en el baño mientras ellos lo ocupan, ni que lean sus cartas o registren sus armarios. Hay que empezar a gestar una relación de confianza mutua que sólo se irá conquistando con paciencia, tolerancia y tiempo.

No es bueno que los padres interfieran en las conversaciones telefónicas de su hijo con los amigos Sólo cuando no se le pregunte tendrá ganas de explicar de qué ha estado hablando.

Es posible que los chicos que se sienten incomprendidos y controlados eviten su casa llegan más tarde de lo previsto, rehuyen la compañía paterna y puede que incluso se fuguen por una noche o varias horas.

martes, 22 de mayo de 2012

COMO SABER SI SU HIJO TIENE DEPRESIÓN INFANTIL



Por: Dr. Salvador Cárdenas

Cada niño es único en su forma de ser, es decir, no hay niños idénticos, cada uno es diferente y hay que conocer muy bien al niño y saber realmente lo que es normal en su comportamiento y lo que ya no es normal. Todos los niños son diferentes y yo no puedo evaluar a mi hijo en relación a otro niño. La primera tarea que un padre de familia debe de tener es conocer a su hijo para saber cuándo su conducta es normal y cuándo no; en otras palabras, no hay que apresurarse a sacar conclusiones.


Padres y profesores deben de estar atentos cuando algún niño presente algunas de las siguientes características:

• Continuamente está triste o llora con facilidad.
• Pierde el interés por los juegos preferidos y por la escuela.
• Se aleja de los amigos y de la familia.
• Su comunicación es pobre, no le gusta hablar con nadie (hermanos, padres, etc.)
• Se aburre y se cansa con facilidad.
• Muestra poca energía o poca concentración; se le ve distraído o con pocas energías para realizar las
actividades que normalmente debe desarrollar.
• Se muestra irritado o muy sensible frente a pequeñas frustraciones y hace berrinches con mucha
facilidad.
• Muy sensible al rechazo o al fracaso.
• Muestra o expresa baja autoestima depreciándose él mismo; con sus propias palabras habla mal de sí
mismo, es un dato obviamente de alarma.
• Cuando el niño elige finales tristes para sus cuentos o presentaciones también puede ser un
dato importante, aunque no necesariamente, pero hay que entender por qué está pasando esto en los
fi nales que el niño prefiere.
• Su comportamiento es agresivo.
• Si se queja constantemente de dolores tales como el de cabeza o de estómago y ya se revisó y no hay
una aparente causa, este puede ser un dato bastante importante para descubrir un estado depresivo en
ese niño.
• Cuando el niño duerme demasiado o duerme muy poco, al igual que en la comida, cuando come
mucho o come muy poco puede ser el refl ejo de una inestabilidad emocional.
• Regresiones ya se en el habla (como un bebé), o se orina en la cama cuando ya no lo hacía.
• Obviamente, cuando el niño habla de suicidio este ya es un dato gravísimo donde debe buscarse de
inmediato ayuda especializada.
• Cuando el niño manifi esta su deseo de escaparse de casa.

Todo lo que acaba de leer es particularmente cierto en niños mayores de tres años, pero en niños menores, puede detectarse la depresión al observárseles decaídos o al permanecer tristes aun cuando se les esté consolando.
Los datos anteriores no forman por sí mismos un diagnóstico contundente de depresión; existen ciertas circunstancias que pueden provocar las datos que acabo de mencionar sin tratarse de una depresión, sino de otra enfermedad, por ejemplo la diabetes mellitus infantil, que puede presentarse con muchos de los síntomas que acabo de mencionar.

Por lo tanto, si los niños tienen estos síntomas no necesariamente están deprimidos, hay que pensar que
probablemente tengan un problema de salud como la diabetes o como el hipotiroidismo, que es un problema de la glándula tiroides que está ubicada en el cuello y al no estar funcionando adecuadamente, puede provocar estos síntomas.

Puede también tratarse de un problema neurológico, como por ejemplo un niño que tiene crisis convulsivas, epilepsia; un niño que se golpeó en la cabeza, puede manifestar estos síntomas también y no estamos hablando entonces de un problema de depresión emocional.

También algunos medicamentos pueden provocarlos: los niños que se convulsionan y están recibiendo cierto tipo de medicamentos pueden tener este tipo de comportamiento y no se trata de un problema de depresión emocional.

O simplemente una mala alimentación que condicione un estado de anemia, en donde el niño no tiene la suficiente hemoglobina, o glóbulos rojos puede provocar un estado como el que ya mencioné.

Entonces, no se apresure usted como padre de familia a decir “mi hijo está deprimido porque tiene este o aquel síntoma”. Lo que quiero decir con todo esto es que el padre de familia no es la persona más adecuada para hacer un diagnóstico de depresión en sus propios hijos.

Por supuesto que el padre de familia debe de saber estos datos que mencioné para en su momento poder reconocer un posible estado de depresión, mas no es el padre de familia el adecuado para hacer el diagnóstico, sino que se debe de recurrir al médico especialista para hacer el diagnóstico de depresión infantil.

tomado de http://www.esperanzaparalafamilia.com