Tomado de http://www.esperanzaparalafamilia.com
Antes de contestar esta pregunta, hay algo básico que debemos entender y es que cada niño es único en su forma de ser, es decir, no hay niños idénticos, cada uno es diferente y hay que conocer muy bien al niño y saber realmente lo que es normal en su comportamiento y lo que ya no es normal.
Todos los niños son diferentes y yo no puedo evaluar a mi hijo en relación a otro niño. La primera tarea que un padre de familia debe de tener es conocer a su hijo para saber cuándo su conducta es normal y cuándo no; en otras palabras, no hay que apresurarse a sacar conclusiones.
Padres y profesores deben de estar atentos cuando algún niño presente algunas de las siguientes características:
• Continuamente está triste o llora con facilidad.
• Pierde el interés por los juegos preferidos y por la escuela.
• Se aleja de los amigos y de la familia.
• Su comunicación es pobre, no le gusta hablar con nadie (hermanos, padres, etc.)
• Se aburre y se cansa con facilidad.
• Muestra poca energía o poca concentración; se le ve distraído o con pocas energías para realizar las actividades que normalmente debe desarrollar.
• Se muestra irritado o muy sensible frente a pequeñas frustraciones y hace Berrinches con mucha facilidad.
• Muy sensible al rechazo o al fracaso.
• Muestra o expresa baja autoestima depreciándose él mismo; con sus propias palabras habla mal de sí mismo, es un dato obviamente de alarma.
• Cuando el niño elige finales tristes para sus cuentos o presentaciones también puede ser un dato importante, aunque no necesariamente, pero hay que entender por qué está pasando esto en los finales que el niño prefiere.
• Su comportamiento es agresivo.
• Si se queja constantemente de dolores tales como el de cabeza o de estómago y ya se revisó y no hay una aparente causa, este puede ser un dato bastante
importante para descubrir un estado depresivo en ese niño.
• Cuando el niño duerme demasiado o duerme muy poco, al igual que en la comida, cuando come mucho o come muy poco puede ser el refl ejo de una inestabilidad emocional.
• Regresiones ya se en el habla (como un bebé), o se orina en la cama cuando ya no lo hacía.
• Obviamente, cuando el niño habla de suicidio este ya es un dato gravísimo donde debe buscarse de inmediato ayuda especializada.
• Cuando el niño manifi esta su deseo de escaparse de casa.
Todo lo que acaba de leer es particularmente cierto en niños mayores de tres años, pero en niños menores, puede detectarse la depresión al observárseles decaídos o al permanecer tristes aun cuando se les esté consolando.
Los datos anteriores no forman por sí mismos un diagnóstico contundente de depresión; existen ciertas circunstancias que pueden provocar las datos que acabo de mencionar sin tratarse de una depresión, sino de otra enfermedad, por ejemplo la diabetes mellitus infantil, que puede presentarse con muchos de los síntomas que acabo de mencionar.
Por lo tanto, si los niños tienen estos síntomas no necesariamente están deprimidos, hay que pensar que probablemente tengan un problema de salud como la diabetes o como el hipotiroidismo, que es un problema de la glándula tiroides que está ubicada en el cuello y al no
estar funcionando adecuadamente, puede provocar estos síntomas.
Puede también tratarse de un problema neurológico, como por ejemplo un niño que tiene crisis convulsivas, epilepsia; un niño que se golpeó en la cabeza, puede manifestar estos síntomas también y no estamos hablando entonces de un problema de depresión emocional.
En ocasiones se trata de alguna infección severa como el virus del SIDA, que puede provocar síntomas como los que ya mencioné.
También algunos medicamentos pueden provocarlos: los niños que se convulsionan y están recibiendo cierto tipo de medicamentos pueden tener este tipo de comportamiento y no se trata de un problema de depresión emocional.
O simplemente una mala alimentación que condicione un estado de anemia, en donde el niño no tiene la sufi ciente hemoglobina, o glóbulos rojos puede provocar un estado como el que ya mencioné.
Entonces, no se apresure usted como padre de familia a decir “mi hijo está deprimido porque tiene este o aquel síntoma”.
Lo que quiero decir con todo esto es que el padre de familia no es la persona más adecuada para hacer un diagnóstico de depresión en sus propios hijos. Por supuesto que el padre de familia debe de saber estos datos que mencioné para en su momento poder reconocer un posible estado de depresión, mas no es el padre de familia el adecuado para hacer el diagnóstico, sino que se debe de recurrir al médico especialista para hacer el diagnóstico de depresión infantil descartando por supuesto otras posibilidades.
Antes de contestar esta pregunta, hay algo básico que debemos entender y es que cada niño es único en su forma de ser, es decir, no hay niños idénticos, cada uno es diferente y hay que conocer muy bien al niño y saber realmente lo que es normal en su comportamiento y lo que ya no es normal.
Todos los niños son diferentes y yo no puedo evaluar a mi hijo en relación a otro niño. La primera tarea que un padre de familia debe de tener es conocer a su hijo para saber cuándo su conducta es normal y cuándo no; en otras palabras, no hay que apresurarse a sacar conclusiones.
Padres y profesores deben de estar atentos cuando algún niño presente algunas de las siguientes características:
• Continuamente está triste o llora con facilidad.
• Pierde el interés por los juegos preferidos y por la escuela.
• Se aleja de los amigos y de la familia.
• Su comunicación es pobre, no le gusta hablar con nadie (hermanos, padres, etc.)
• Se aburre y se cansa con facilidad.
• Muestra poca energía o poca concentración; se le ve distraído o con pocas energías para realizar las actividades que normalmente debe desarrollar.
• Se muestra irritado o muy sensible frente a pequeñas frustraciones y hace Berrinches con mucha facilidad.
• Muy sensible al rechazo o al fracaso.
• Muestra o expresa baja autoestima depreciándose él mismo; con sus propias palabras habla mal de sí mismo, es un dato obviamente de alarma.
• Cuando el niño elige finales tristes para sus cuentos o presentaciones también puede ser un dato importante, aunque no necesariamente, pero hay que entender por qué está pasando esto en los finales que el niño prefiere.
• Su comportamiento es agresivo.
• Si se queja constantemente de dolores tales como el de cabeza o de estómago y ya se revisó y no hay una aparente causa, este puede ser un dato bastante
importante para descubrir un estado depresivo en ese niño.
• Cuando el niño duerme demasiado o duerme muy poco, al igual que en la comida, cuando come mucho o come muy poco puede ser el refl ejo de una inestabilidad emocional.
• Regresiones ya se en el habla (como un bebé), o se orina en la cama cuando ya no lo hacía.
• Obviamente, cuando el niño habla de suicidio este ya es un dato gravísimo donde debe buscarse de inmediato ayuda especializada.
• Cuando el niño manifi esta su deseo de escaparse de casa.
Todo lo que acaba de leer es particularmente cierto en niños mayores de tres años, pero en niños menores, puede detectarse la depresión al observárseles decaídos o al permanecer tristes aun cuando se les esté consolando.
Los datos anteriores no forman por sí mismos un diagnóstico contundente de depresión; existen ciertas circunstancias que pueden provocar las datos que acabo de mencionar sin tratarse de una depresión, sino de otra enfermedad, por ejemplo la diabetes mellitus infantil, que puede presentarse con muchos de los síntomas que acabo de mencionar.
Por lo tanto, si los niños tienen estos síntomas no necesariamente están deprimidos, hay que pensar que probablemente tengan un problema de salud como la diabetes o como el hipotiroidismo, que es un problema de la glándula tiroides que está ubicada en el cuello y al no
estar funcionando adecuadamente, puede provocar estos síntomas.
Puede también tratarse de un problema neurológico, como por ejemplo un niño que tiene crisis convulsivas, epilepsia; un niño que se golpeó en la cabeza, puede manifestar estos síntomas también y no estamos hablando entonces de un problema de depresión emocional.
En ocasiones se trata de alguna infección severa como el virus del SIDA, que puede provocar síntomas como los que ya mencioné.
También algunos medicamentos pueden provocarlos: los niños que se convulsionan y están recibiendo cierto tipo de medicamentos pueden tener este tipo de comportamiento y no se trata de un problema de depresión emocional.
O simplemente una mala alimentación que condicione un estado de anemia, en donde el niño no tiene la sufi ciente hemoglobina, o glóbulos rojos puede provocar un estado como el que ya mencioné.
Entonces, no se apresure usted como padre de familia a decir “mi hijo está deprimido porque tiene este o aquel síntoma”.
Lo que quiero decir con todo esto es que el padre de familia no es la persona más adecuada para hacer un diagnóstico de depresión en sus propios hijos. Por supuesto que el padre de familia debe de saber estos datos que mencioné para en su momento poder reconocer un posible estado de depresión, mas no es el padre de familia el adecuado para hacer el diagnóstico, sino que se debe de recurrir al médico especialista para hacer el diagnóstico de depresión infantil descartando por supuesto otras posibilidades.
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