lunes, 23 de mayo de 2011

PROHIBIR EL ACCESO A INTERNET A NUESTROS HIJAS E HIJOS?



Hemos extraido de la Guia para Padres EDUCAR PARA PROTEGER (Kiddia.org) una serie de recomendaciones que los padres de hijos e hijas de la era digital deberiamos tener muy en cuenta.

Está presentado en forma de afirmaciones muy frecuentes que resultan algunas veces verdaderas o falsas y por ello se hace necesario revisarlas a la luz de nuestra propia experiencia:


Afirmación Falsa: Internet está lleno de peligros, así que la mejor solución es apartar a nuestras hijas e hijos de ella hasta que sean mayores.
Afirmación Verdadera: Es cierto que el empleo de Internet conlleva una serie de riesgos potenciales, pero la mejor solución no es apartarse de ella, sino enseñar a utilizarla con responsabilidad y garantizando la seguridad de los menores.

F: No tener Internet en casa o restringir el acceso a nuestros hijos e hijas es la mejor manera de tenerlos controlados y de protegerlos.
V: Hoy en día el acceso a Internet está implantado en muchos lugares. Aunque nuestras hijas e hijos no tengan Internet en casa, podrán acceder a la web desde la escuela, la biblioteca o desde la casa de un amigo. No podemos evitar que accedan a Internet por sus propios medios y, además, prohibirle el acceso en casa supondrá que conozcamos muy poco o nada de sus actividades online.


F: Internet sólo sirve para pasar el rato y, por lo tanto, tampoco es tan grave que nuestros hijos e hijas no tengan acceso, ya se entretendrán con otra cosa. Además, ellos también pueden vivir sin Internet si se acostumbran. Al fin y al cabo, ¿no lo hemos hecho nosotros?
V: Internet y las TIC en general tienen cada vez más peso en todos los ámbitos de la vida diaria: es cierto que multiplica las posibilidades de ocio, pero también de comunicación, de educación y de acceso a todas las fuentes de conocimiento, y además contribuye a agilizar un sin fin de tareas y trámites de todo tipo. Impedir el acceso o pretender ignorar la existencia de las TIC supone una desventaja en el ámbito académico, el social, e incluso el laboral.

F: Internet tampoco es tan peligroso. A mis hijos no le va a pasar nada mientras esté en casa, metido en su habitación.
V: Es importante que seamos conscientes de qué riesgos entraña el uso de Internet, ya que si nosotros mismos no estamos familiarizados con estas tecnologías, no seremos capaces de prevenir los posibles consecuencias de un uso inadecuado. Las TIC no son peligrosas si se utilizan de manera responsable, consciente y segura.

F: Para garantizar la seguridad de nuestros hijos e hijas basta con controlar y/o restringir el tiempo que pasan conectados.
V: La gestión responsable del tiempo es fundamental en el proceso educativo (cumplir con las obligaciones académicas, ayudar con las tareas domésticas, salir con los amigos y amigas, combinar todo tipo de actividades lúdicas y deportivas, etc.), y sobra decir que no es saludable
pasar muchas horas seguidas delante del ordenador, la videoconsola o el televisor. Pero para educar en las TIC no sólo hay que tener en cuenta factores cuantitativos, sino también cualitativos: ¿qué tipo de actividades desempeñan nuestros hijos e hijas en Internet? ¿A qué tipo de contenidos acceden? ¿Se exponen a algún riesgo? ¿Son conscientes de ellos o saben cómo prevenirlos? Una vez más, la solución pasa por la educación en valores y la comunicación fluida con ellos.

La privacidad en Internet

F: En Internet estamos protegidos porque estamos en casa, y nadie nos ve ni sabe quiénes somos en realidad. Para proteger nuestra identidad basta con ocultar nuestro nombre real y no difundir imágenes personales.
V: El mundo real se diferencia del mundo virtual en que éste último se encuentra situado detrás de una pantalla, lo que nos otorga cierto distanciamiento y, hasta cierto punto, un mayor grado de protección física. Sin embargo, eso no debe hacernos más descuidados a la hora de compartir datos personales que no daríamos a gente que no conocemos en la vida real: edad, lugar de estudio o de trabajo, zonas que se frecuentan, datos sobre nuestros amigos… Tenemos que enseñar a nuestros hijos e hijas a compartir esa información sólo con personas de confianza, ya que no podemos saber de antemano si un desconocido es o no bienintencionado.

F: No es peligroso dar a conocer nuestro e-mail o el número de móvil, porque al fin y al cabo no es nuestra dirección real ni el teléfono que aparece en la guía.
V: El correo electrónico y el móvil, aunque no implica el contacto físico entre personas, no dejan de ser una vía de comunicación directa con nosotros, por lo que debemos cuidarlos como datos confidenciales y gestionarlos de forma responsable. De lo contrario, estaremos facilitando el acceso a desconocidos cuyas intenciones no conocemos, y también a la publicidad no deseada,
engañosa (que a veces entraña mucho peligro real si no se identifica) e incluso con contenido inadecuado para los menores.

F: Sólo un experto o un pirata informático será capaz de averiguar información confidencial sobre nosotros.
V: Nuestra actividad y nuestra presencia en Internet deja huellas que, si se unifican, pueden dar mucha más información sobre nosotros de lo que creemos: la ciudad en que vivimos, qué edad tenemos, cuáles son nuestras aficiones, qué páginas visitamos, cuáles son nuestros horarios… Gran parte de esa información la damos sin darnos cuenta en formularios de registro de todo tipo de webs (foros, redes sociales, juegos online…), y además existen herramientas al alcance de cualquier usuario que registran información de carácter técnico (localización, dirección IP, tiempo que pasamos en cada página…). Por lo tanto, cualquier persona con un conocimiento medio de Internet es capaz de recabar toda esa información desperdigada.

F: Es inútil tomar precauciones. Las grandes compañías nos tienen “fichados”, y ya lo saben todo sobre nosotros.
V: La privacidad en Internet es posible si nos lo proponemos. Por eso resulta fundamental educar a los menores en la correcta gestión de su identidad desde que empiezan a conectarse a la red. Una de nuestras propuestas para ellos es la creación de una identidad alternativa para usarla siempre que se les pida algún dato. Por otro lado, tampoco hay que tenerle miedo al
uso de las herramientas que hay en Internet con fines comerciales y publicitarios. A las empresas les interesa conocer los perfiles de los usuarios para poder adaptarse mejor al mercado, pero en la mayoría de los casos, para ellos somos poco más que una estadística, no suelen manejar nuestros datos individuales.

martes, 17 de mayo de 2011

ASI ES LA MUJER DEL SIGLO XXI



Por Carmen Gonzales en PERÚ 21

Las mujeres de este siglo estamos "empoderadas". Le hemos dado un vuelco al orden tradicional. Antes, el varón proveía a la familia mientras la mujer cuidaba de él y de los hijos. El padre y marido era la autoridad indiscutida. Se sentaba en la cabecera y tenía derecho a la mejor presa. La Iglesia jugó un papel fundamental para este modelo. El colmo fue el invento de que las mujeres salimos de la costilla de Adán. Ja, Ja! ¡Ni siquiera a Dios se le ocurrió fabricarnos como seres independientes!


Silenciosamente, fuimos penetrando en diferentes campos. Empezamos a educarnos, a emigrar a la ciudad, a trabajar codo a codo con ellos. Recuerdo mis clases de Derecho en la Católica. Año 1958 : 120 varones , 12 "niñas" sentadas siempre en primera fila. Avanzamos lento pero a paso firme. Ahora ¡Quién puede decir que no tenemos iguale derechos y obligaciones que los varones?.

Ha sido un proceso difícil por la resistencia de las estructuras siempre masculinas y la de nosotras mismas: llevamos el machismo grabado en el inconsciente desde que estábamos en el vientre materno. Felizmente que la nueva era ha llegado. No necesitamos ya que nadie sea "bueno" con nosotras. Quien quiera tenemos cerca tiene que respetarnos, valorarnos y reconocer el derecho a alcanzar todo lo que queramos como seres humanos: a pensar independientemente acerca de quiénes somos y qué significa para nosotras el éxito, a la prosperidad, al equilibrio mental y emocional, a nuestra participación como ciudadanas.

Así como no tenemos por qué agradecer que una autoridad constuya una carretera o un hospital porque esa es su obligación, tampoco tenemos que agradecer que nos reconozcan iguales derechos que ellos. No es regalo. es devolución de los que nos fue confiscado desde las cavernas.