Por: Víctor Dávila Felices
Sabido es
que, en las aulas
universitarias, cada docente aplica su propio método personal,
dentro del principio de la autonomía de cátedra. La mayoría de los docentes
universitarios no siguen especializaciones de Didáctica Universitaria, de
Docencia Universitaria o de Andragogía. No se actualizan en su desempeño
académico y no emplean metodologías eficientes. La clase magistral es la
metodología más utilizada por los catedráticos de muchas universidades del
Perú. Es el modelo
tradicional de enseñanza que prioriza los
contenidos conceptuales y la tarea que el profesor debe realizar, considerando
a los alumnos como entes receptivos, pasivos, secundarios.
Sabemos que existen variables que
intervienen en el proceso educativo a través de la enseñanza aprendizaje y cada
una de éstas tiene un grado de repercusión para cumplir con cierta eficacia con
la labor docente. También sabemos que una de las variables más importantes es
el método didáctico, que deben ir empleándose, implementándose e innovándose al
ritmo del avance de la ciencia y tecnología, y de acuerdo a las características
del grupo humano que interviene en el proceso.
En diversas tesis de post
grado, se ha demostrado que la clase magistral ha devenido en obsoleta e
ineficiente. Resulta
deficiente porque no logra un efectivo logro de capacidades, competencias y un
excelente rendimiento académico. Desde el punto de vista didáctico y
pedagógico, la clase magistral tiene un carácter repetitivo, memorístico y no profundiza en el conocimiento de los
mecanismos mediante los cuales se desarrolla el proceso de aprendizaje. Esta
metodología considera a los estudiantes como entes pasivos en el proceso de
enseñanza, al cual se le exige la memorización de la información a él
transmitida, como un simple receptor de información, sin desarrollar en él, la
crítica, la valoración y menos la significancia de dicha información para su
vida diaria.
Por todo lo expuesto urge la aplicación
de nuevas metodologías e innovaciones
eficientes sustentadas en el avance de la didáctica, de las escuelas
pedagógicas y de la psicopedagogía. Estas metodologías deben preparar
al estudiante, no sólo para recibir los frutos de la ciencia, de la tecnología
y de las humanidades, sino fundamentalmente de crearlas profundizando la investigación científica en armonía con su ser social. Estas metodologías no buscan enseñar cosas,
sino más bien aprender a aprender, aprender a convivir, aprender a hacer y
aprender a ser, conforme a las directrices planteadas por Jacques Delors, en la
obra “La educación encierra un tesoro”.
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