La compasión, o la empatía, significa el identificarse con y preocuparse por los sentimientos y necesidades de otras personas. Provee la raíz emocional para el cuidado de otras personas. Nos permite ser comprensivos y tolerantes ante distintos puntos de vista y creencias, y nos hace conscientes del sufrimiento de otras personas, y nos permite simpatizar con ellos o sentir su sufrimiento como si fuera el propio. La compasión también nos permite sentir alegría y emoción—en vez de coraje y desesperación—ante los éxitos y logros de otras personas.
Los bebés suelen llorar cuando oyen a otros llorar, o balbucear y reírse cuando oyen que otros emiten sonidos alegres. Para los tres años de edad, muchos niños hacen un esfuerzo por abrazar o consolar a otros niños o padres cuando estos parecen estar molestos o tristes. A medida que los niños crecen, la compasión puede guiar sus acciones y comportamientos en formas positivas. Ellos comprenden que al hacer algo malo, ocasionan el dolor o el sufrimiento de otras personas.
Podemos fomentar la compasión al ayudar a nuestros niños a reflexionar sobre los sentimientos de otras personas. Por ejemplo, si su niño dice o hace algo lastimoso hacia otro niño,* ayúdelo a enfocar su atención a los sentimientos de su víctima al decirle, por ejemplo, “¿Cómo crees que se siente Alberto? ¿Te gustaría sentirte así?” Los niños desarrollan la compasión al practicar actos de bondad y cuidado hacia otros. Como adultos, debemos enfatizar la importancia de ayudar a otras personas, dando a otros el beneficio de la duda, y mantener nuestras mentes abiertas hacia las diferencias que vemos en otros.
Lo que usted puede hacer
★ Hable sobre puntos de vista de otras personas cuando vean programas de televisión, lea libros o hable sobre otras personas con su niño. Por ejemplo, pregúntele, “¿Qué crees que este personaje está sintiendo y pensando?”
★ Demuestre consideración y cuidado por otras personas, por ejemplo, haciendo mandados para vecinos enfermos o abriendo puertas para otras personas.
★ Dele el beneficio de la duda a otras personas. Si su niño se queja que un compañero lo empujó a propósito en camino a la cafetería, explique que a veces cuando las personas tienen prisa, no se fijan en lo que hacen—y no porque lastiman o empujan a otros intencionalmente.
★ Manténgase abierto hacia las diferencias que observan en otras personas. Si su niño dice, “Nuestros vecinos se visten raro,” explique que otras personas suelen usar ropa que refleja su cultura o su país de origen.
Los bebés suelen llorar cuando oyen a otros llorar, o balbucear y reírse cuando oyen que otros emiten sonidos alegres. Para los tres años de edad, muchos niños hacen un esfuerzo por abrazar o consolar a otros niños o padres cuando estos parecen estar molestos o tristes. A medida que los niños crecen, la compasión puede guiar sus acciones y comportamientos en formas positivas. Ellos comprenden que al hacer algo malo, ocasionan el dolor o el sufrimiento de otras personas.
Podemos fomentar la compasión al ayudar a nuestros niños a reflexionar sobre los sentimientos de otras personas. Por ejemplo, si su niño dice o hace algo lastimoso hacia otro niño,* ayúdelo a enfocar su atención a los sentimientos de su víctima al decirle, por ejemplo, “¿Cómo crees que se siente Alberto? ¿Te gustaría sentirte así?” Los niños desarrollan la compasión al practicar actos de bondad y cuidado hacia otros. Como adultos, debemos enfatizar la importancia de ayudar a otras personas, dando a otros el beneficio de la duda, y mantener nuestras mentes abiertas hacia las diferencias que vemos en otros.
Lo que usted puede hacer
★ Hable sobre puntos de vista de otras personas cuando vean programas de televisión, lea libros o hable sobre otras personas con su niño. Por ejemplo, pregúntele, “¿Qué crees que este personaje está sintiendo y pensando?”
★ Demuestre consideración y cuidado por otras personas, por ejemplo, haciendo mandados para vecinos enfermos o abriendo puertas para otras personas.
★ Dele el beneficio de la duda a otras personas. Si su niño se queja que un compañero lo empujó a propósito en camino a la cafetería, explique que a veces cuando las personas tienen prisa, no se fijan en lo que hacen—y no porque lastiman o empujan a otros intencionalmente.
★ Manténgase abierto hacia las diferencias que observan en otras personas. Si su niño dice, “Nuestros vecinos se visten raro,” explique que otras personas suelen usar ropa que refleja su cultura o su país de origen.
Aprender a ser ciudadano
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