En nuestra sociedad predomina un modelo de liderazgo cada vez más anacrónico. Se suele concebir al líder como jefe, es decir, él es quien manda, quien tiene la primera y la última palabra.
Basta ver cómo se dirigen las escuelas, los clubes, las ONG, las empresas y los partidos políticos, para constatar que este estilo es el dominante, sean hombres o mujeres quienes llevan el encargo.
La sociedad actual está cambiando y esa forma de dirección cada día es más estéril, además de ineficaz. Si nos preguntamos qué significa autoridad encontraremos que proviene de autor, o sea el que origina, quien crea.
Esta definición nos lleva a otro tema: el liderazgo que promueve otros liderazgos. El líder no manda sino que articula, estructura, canaliza y contribuye a clarificar. Lanza interrogantes y organiza las respuestas de los demás en función a los retos de su organización.
Necesitamos, pues, más autoridades en nuestras instituciones y menos gente que solo sepa dictar. Personas que inspiren a otras, no mandos que solo impongan marchar.
Por: Sandro Venturo Schultz
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