domingo, 25 de julio de 2010

EDUCACION CIVICA , EDUCACION PREMILITAR


La instrucción premilitar no es alternativa
Opinión del Consejo Nacional de Educación


La dificultad para entender el origen y para enfrentar con éxito proble-mas sociales como el pandillaje, la indiferencia social, la indisciplina es-colar, la drogadicción, etc. que involucran a miles de jóvenes, ha llevado a algunos congresistas a pensar que la solución está en el modelo pe-dagógico de los cuarteles, pese a que no fue concebido para educar a ni-ños y adolescentes civiles en las escuelas. Es entonces que se añora y se reclama la vuelta de la caduca instrucción premilitar (IPM) para la edu-cación secundaria, como una condición para incentivar más amor a la patria, más obediencia, más disciplina y, sobre todo, mayor civismo.

No hay ninguna evidencia en la investigación educativa que demuestre que sean ciertos los postulados de los proponentes de la IPM. Es más, pese a que millones de peruanos llevaron cursos de IPM en su vida esco-lar por décadas, la sociedad peruana no evidencia ser muy disciplinada, ordenada, democrática. Lo que es necesario entender es que el pro-blema de la falta de civismo en nuestro país no es simplemente un problema de obediencia sino de ciudadanía. Desde el Consejo Nacional de Educación asumimos que instruir a los adolescentes pa-ra la vida militar NO es la opción para formar ciudadanos con conciencia cívica, no sólo porque representa una marcha atrás en la historia de la pedagogía cívica del país, sino porque implica una renuncia a considerar a las instituciones educativas como espacios de civilidad.

Educar para una ciudadanía democrática, tal como lo propone el Proyecto Educativo Nacional, supone dar testimonio en las mismas escuelas de identidad, democracia y solidaridad, desde el ejemplo de directivos y docentes, desde el tipo de convivencia que se promueve y desde el modo en que se enfrentan los conflictos. Pero también implica la participación y compromiso de las familias en la educación responsable de sus hijos. La escuela puede dar lo que la familia no enseña, pero la casa debiera ser siempre un lugar donde se aprenda a convivir en sociedad civilizadamente y buscando el bien común.

El reclamado "curso de cívica” está incluido en el currículo oficial actual, dentro del área de ciencias sociales. De lo que se trata es de aprender a enseñarlo bien, a evaluar sus resultados y a corregir deficiencias, pero sobre todo de organizar a todo el centro educativo con un criterio de-mocrático, de modo que nuestros niños y adolescentes aprendan que los problemas de la vida en común pueden resolverse mediante procedi-mientos democráticos, sin necesidad de apelar al autoritarismo o a la obediencia ciega.

OPINIONES DE EXPERTOS

León Trahtemberg (Educador y comunicador):
“Ojalá algún día la Comisión de Defensa y todas las otras del Congreso entiendan que para lograr que los niños amen a su patria éstos tienen que sentirse atendidos y bien tratados cuando nacen, cuando enferman, cuando asisten a la es-cuela, cuando necesitan alimentos para saciar su hambre, libros para estudiar y pelotas para recrearse. Esa lección de amor no requiere de instructores militares en los colegios.

Constantino Carvallo (Educador y filósofo):
“No hay educación cívica en el trato que los maestros dan a los alumnos, en la falta de respeto a su diversidad y a su capacidad de pensar y de buscar sus propias respuestas. Ni la hay en el modo como se arremete con la palabra y con las manos, y en cómo se embrutece con la consideración de la memoria como única inteligencia de los alumnos. Y en la falta de paciencia y de afecto y en el modo como se los mata de aburrimiento y cómo se los califica y se los arroja de la escuela”.

Ricardo Morales (Educador, presidente del FONDEP):
“Cuando llega el aniversario patrio se realizan desfiles militares, ¿por qué no encontramos formas civiles de celebrar a la Patria? Me parece que hay una falta de imaginación. En colegios que he dirigido por más de 30 años, teníamos cele-braciones no militares, con pasacalles, arte, cultura, rescate de costumbres y tradiciones peruanas”. Esa es la mejor manera de dar testimonio patriótico sin necesidad de recurrir a fusiles, marchas y corte de cabello tipo militar. Es un atentado contra los adolescentes pretender que tengan que ajustarse al estilo militar”.

Susana Frisancho. (Psicóloga PUCP en Palestra)
“Se añora la rigidez y el autoritarismo de la disciplina militar, planteándose contradictoriamente que de allí surgirán conductas democráticas. Se olvida que sin discernimiento público, libertad de elección y espíritu crítico sólo se puede tener una educación paternalista, antidemocrática, asimétrica en su organización y en la distribución del poder. Una educación que a la larga solo formará siervos, nunca ciudadanos”.

Rocio Trinidad (antropóloga)
La asociación entre educación, ejercicio físico y militarismo, no solo como medio de control sino también para el desarrollo del país, no es algo nuevo...Esta forma de entender la educación, fundamentada en la imposición de una autoridad y disciplina basada en el castigo y la amenaza, es tomada en cuenta por la CVR en su Informe Final, donde afirma que ella «no contribuye a la construcción de una cultura de paz, es más, genera violencia». En ese sentido, recomienda «prohibir y sancionar drásticamente el empleo de toda forma de castigo físico o de práctica humillante contra niñas y niños como forma de disciplina y ejercicio de violencia». La disciplina es necesaria, pero entendiéndola como parte «de una gestión democrática»; solo este tipo de disciplina permitirá «la autonomía y el crecimiento personal del ser humano».

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