En estos tiempos andamos muy preocupados por los temas educativos. No es para menos, la demanda de ciudadanos preparados para los innumerables desafíos futuros nos conduce a esa permanente preocupación.
La pedagogía contemporánea nos habla de competencias, de logros alcanzados a través de un despliegue de actitudes, habilidades y conocimientos.
Y la didáctica especializada cada día se vuelve más compleja a raiz de los avanzados descubrimientos en el funcionamiento del cerebro humano que muestran ahora los complicados procesos de aprendizaje.
Sin embargo la sabiduría consiste en mostrar una enseñanza del modo más sencillo.
Este breve cuento , en unas pocas líneas trae un profundo contenido que nos a invita a la reflexión y del cual se obtiene lecciones enriquecedoras.
El hijo más inteligente
Hace mucho tiempo , en un lugar muy lejano, un anciano que estaba muriendo llamó a sus cuatro hijos y les dijo:
-Si repartiera entre ustedes cuatro lo que poseo , los cuatro quedarían pobres porque lo que tengo es muy poco. Entonces daré lo que tengo al se muestra más inteligente-
-¿Cómo mostraremos nuestra inteligencia? Preguntaron los hijos.
- Dejé sobre la mesa una moneda para cada uno. El que compre algo con lo que llenar la casa será el más inteligente-
El primer hijo compró paja y solo consiguió ocupar la casa hasta la mitad.
El segundo compró plumas y apenas ocupó un poco más de espacio que el primero.
El tercero compró cáscaras de trigo y arroz , pero pudo llenar solamente todos los recipientes.
El cuarto hijo compró un pequeño objeto. Esperó hasta la noche y lo mostró.
Era una vela y, cuando la encendió llenó la casa de luz.
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