viernes, 25 de junio de 2010

APRENDER A HACER : LAS COMPETENCIAS FACTUALES

foto: educared.org. ar

Conocimientos, capacitación para el trabajo, actitudes y vivencias valorativas en educación.

por: Walter Peñaloza Ramella

CAPACITACION PARA EL TRABAJO EN EL TRABAJO
(COMPETENCIAS FACTUALES)

Puede parecer extraño que se diga capacitación para el trabajo en el trabajo", pero la razón de esta expresión reside en que durante el pasado ha sido frecuente en los centros educativos (desde la Primaria hasta la Universidad) considerar que la preparación para el trabajo consistía en dar a los educandos exclusivamente los conocimientos que en el futuro se podrían aprovechar para el trabajo. Esta posición posee un fragmento de verdad, pero no toda la verdad.. Es cierto que desde siempre, y aún más en nuestros días, todo trabajo descansa en conocimientos cada vez más exactos y cada vez más sofisticados. Pero semejante propensión (a proporcionar conocimientos y únicamente conocimientos) se convierte en equivocada, cuando se pretende que el trabajo no requiere más que conocimientos. La realidad es que los conocimientos sirven de fundamento a las acciones propias del trabajo, pero que esas acciones necesitan también ser aprendidas, y luego ejecutadas con un nivel adecuado de eficiencia.

Por no haberlo reconocido así es que nuestra educación ha sido libresca y teoricista, que se ha exacerbado en muchísimos casos el volumen de los conocimientos impartidos y que nuestros educandos han concluido su etapa escolar sin capacidad ninguna para trabajar y sin espíritu que los aproxime al trabajo. De esta suerte han ido a engrosar la población activa sin ninguna calificación. Y aún eso ha ocurrido también en las Universidades, las cuales en el pasado limitaron su labor a dar conocimientos y más conocimientos y graduaban a sus alumnos sin la menor Práctica Profesional: creían que los conocimientos eran suficientes para "formar" a un profesional.

Pero en los distintos niveles del sistema educativo, y en proporción a sus propósitos y significado, y de acuerdo a la edad de los alumnos, existe la urgencia de que los educandos se aproximen al trabajo real, de que aquilaten su valor y de que adquieran las acciones conducentes al trabajo y que, a una con los conocimientos, hagan el aprendizaje de dichas acciones. Y estas acciones es evidente que sólo se adquieren en el trabajo mismo. No hay lección docente de índole explicativa, que pueda suplir la efectuación de acciones laborales y profesionales. Hay que aprender conocimientos, pero hay que aprender asimismo a cómo trabajar. El que aprende las acciones de un trabajo determinado merece el nombre de persona competente en dicho trabajo. Por eso las acciones aprendidas para trabajar, siempre que sean realizadas con precisión, se denominan competencias factuales.

Punto adicional que debe enfatizarse es que el aprendizaje de las acciones de trabajo no es únicamente para que los educandos, al concluir su formación (en la etapa escolar, o en las Universidades, u otros institutos), vayan en busca de empleos. Pudo pensarse alguna vez así, esto es, que se perseguía preparar personal para empresas u organismos estatales. Pero ocurre que en este siglo XXI que comienza la situación mundial está cambiando radicalmente y ello está llegando a nuestro país: los avances tecnológicos van contrayendo los puestos de trabajo y la tasa de desocupación se incrementa en los países desarrollados. Y aunque el Perú no forma parte de aquellos países, lo cierto es que la tendencia se manifiesta, sobre todo en las zonas más urbanas. De allí que, como lo ha aseverado Edmundo Murrugarra, la educación en el trabajo demanda ahora ser una educación emprendedora. En ese sentido ha escrito: "Aunque con tardanza, los actores más sensibles del sistema educativo público y privado, han percibido esta incompatibilidad de lo que hacían frente a las necesidades de la vida social y cultural de su entorno. En diferentes instituciones públicas y privadas, laicas y religiosas, empiezan a tener lugar ensayos de educación emprendedora productiva. En algunos casos introduciendo cambios en la vieja educación para el trabajo; en otros haciendo educación emprendedora desde el comienzo".

A esta capacidad para trabajar (fundamento del necesario emprender) se le viene llamando últimamente la adquisición de competencias, esto es, competencias con el fin de hallarse aptos para una labor futura. Acontece, sin embargo, que este término que se ha difundido en los años recientes en el vocabulario pedagógico ha dado origen a excesos en su uso, y también a oscuridades que ponen en aprietos a muchas personas.

a) Primer significado: Las competencias son conductas. Es el enfoque conductista que cree que la conducta es un puro acto externo.

b) Segundo significado: Las competencias exteriorizan un control de los conocimientos sobre las acciones. Una competencia no es simplemente una conducta. Implica escoger una acción y por qué uno la selecciona. Este significado de ‘competencia’ incluye, como es fácil de observar, además de la conducta (la acción a realizar), el propósito o la intención de la misma y el conocimiento que le es apropiado.
c) Tercer significado: Las competencias son acciones con un grado tal de realización que se muestran eficaces al materializarse. O sea, no son acciones cualesquiera, sino acciones con un nivel adecuado para lograr lo que el profesional (o el trabajador en general) se propone. Es decir (sumando los sentidos a, b y c) ‘competencia’ es la acción + el conocimiento + la intención + la suficiencia para alcanzar lo deseado.

d) Cuarto significado: Una competencia es la totalidad y la integración de conductas, habilidades, destrezas, conocimientos y nivel de eficiencia y eficacia.

Esta, como se comprende, es una visión holística de lo que es competencia.

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